Cerámica vintage en la fachada de la casa El Enroque
La casa El Enroque se encuentra afincada en el Barrio de San Roque, en las laderas del Benacantil de Alicante. Su morfología y la cerámica vintage colocada de forma singular en su fachada, marcan un hito dentro de este barrio tradicional de casas de poca altura y calles estrechas de fuerte pendiente.
El proyecto desarrollado por el arquitecto Ángel Luis Rocamora Ruiz, centra su ejecución en la rehabilitación de esta pequeña casa, casi en ruinas, rodeada por pequeñas calles y adosada en una de sus fachadas a su vecino colindante.
Cerámica vintage
La configuración de las tres fachadas de El Enroque y la colocación minuciosa, complicada y perfecta de la cerámica que reviste parte de su superficie, destacan del resto de viviendas colindantes y marcan un punto y a parte dentro del barrio.
Con la intención de aprovechar al máximo la entrada de luz en las distintas estancias de la vivienda, el arquitecto, plantea diferentes huecos situados estratégicamente.
A lo largo de la fachada, se conforman ventanas y huecos cuyas alturas y anchuras juegan a proporcionarse para poder dirigir y potenciar la entrada de luz.
Jambas y dinteles se suman al juego inclinando sus paredes y formando complicadas perforaciones. Sin querer, se crea un efecto perspectiva muy interesante en toda la fachada.
Este efecto llega hasta pie de calle convirtiéndose en un vecino más que entra en contacto con el espacio público. ¡¡Ay!! el espacio público, todos sabemos lo que conlleva tener expuesta la fachada de nuestra vivienda al espacio público, ¿no?.
La casa se encuentra rodeada de escaleras y planos inclinados que dan acceso a otras partes del barrio. Vecinos o no vecinos pueden sucumbir a la tentación de apoyar manos y pies en sus paredes, pueden dejar mensajes reivindicativos de amores y desamores e incluso pueden convertirlo en un espacio de reunión donde mantener conversaciones trascendentales alrededor de una bolsa de pipas o quién sabe que.
La cerámica por su resistencia, impermeabilidad e higiene, se convierte en uno de los mejores aliado para conseguir reducir el efecto de todas estas actividades y muchas más.
Vemos como ha sido colocada alrededor de todo su perímetro, jugando a descomponerse de forma armónica a medida que va subiendo por el balcón, las ventanas y los huecos para poder escalar la fachada.
No es fácil revestir los planos que conforman todos estos huecos, intersecciones entre planos inclinados, esquinas donde hay que unir tres piezas cerámicas y por si esto no fuera poco, la colocación debe ser milimétrica para que una simple punta vaya uniendo los distintos paños de cerámicas y deje enrasadas todas las piezas al nivel del estucado utilizado para el resto de la fachada.
La elección de un buen adhesivo cementoso mejorado C2, no dejar oquedades entre las piezas y el adhesivo y cumplir con los tiempos de curado y fraguado, son cruciales para que estas piezas cerámicas puedan proteger el perímetro de la casa.
Junto a esta minuciosa colocación cerámica, destacaría también, la decoración seleccionada para estas baldosas cerámicas.
Motivos rescatados de piezas antiguas, utilizar dos colores: el azul y el blanco característicos de la cerámica tradicional, un acabado esmaltado envejecido y haber dividido por precorte una pieza de 33×33 en piezas de 11×11 símbolo del mundo cerámico, nos ofrecen este producto que impregna de historias entrañables, tradición y cercanía cualquier espacio que revista.
En este proyecto tenemos un buen ejemplo de cómo contemporáneo y tradición pueden ser una buena combinación para recordarnos donde estamos pero sin olvidar el pasado.
más información sobre el proyecto: Tectónica, Rocamora
donde comprar esta cerámica vintage: Cerámica tradicional CT006
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